sábado, 11 de diciembre de 2010

La muerte en la sociedad humana

La concepción de la muerte como fin o como tránsito, su creencia en una vida después de la muerte, en el Juicio Final... actúan como condicionantes para la actuación de los individuos en un sentido u otro. La idea de inmortalidad y la creencia en el Más allá aparecen de una forma u otra en prácticamente todas las sociedades y momentos históricos. Sin embargo, hasta ahora no existen evidencias concluyentes a favor de esa vida ultraterrena (véase experiencia cercana a la muerte). Usualmente se deja al arbitrio de los individuos, en el marco de los conceptos dados por su sociedad, la decisión de creer o no creer y en qué creer exactamente. La esperanza de vida en el entorno social determina la presencia en la vida de los individuos de la muerte, y su relación con ella. Su presencia en el arte es constante, siendo uno de los elementos dramáticos a los que más se recurre tanto en el teatro, como en el cine o en novelas y relatos.

Tradiciones religiosas sobre la muerte

La segunda pregunta en surgir de la muerte humana y tal vez la más interesante es:

 ¿Qué ocurre a los seres humanos tras la muerte?

Realmente, lo que se preguntan es qué ocurre con las facultades mentales de la persona que ha fallecido. Unos creen que se conservan gracias al espíritu que impelía a su mente, elevando su estado de conciencia a realidades aun mayores, otros creen en la migración del alma de un ser humano tras su muerte a un plano físicamente inalcanzable. La religión cristiana considera la muerte como el fin de la permanencia física del ser humano en su estado carnal, el espíritu abandona el cuerpo físico que se deteriora y que es incapaz de sostenerse bajo las leyes de este universo finito, e inmediatamente vuelve a Dios (Eclesiastes 12:7). El alma, dependiendo de si conoció y reconoció a Jesucristo como su Dios y salvador (Romanos 10:9) se va a un lugar de reposo a la espera de la segunda venida de Jesucristo (1 Tesalonicenses 4:16) en ese lugar de reposo su relación con el Ser Supremo sería directa (el Paraíso), y el otro, el de los espíritus encarcelados quienes no reconocieron a Jesús como su Señor y Salvador deberán presentarse en el Juicio Final.El Paraíso es un mundo dinámico donde se realiza una interacción con la obra de Dios y con las personas en la tierra mediante ministerio de ángeles. Según esta religión la obra de Dios se resume en las siguientes frases: -"Esta es mi Obra y mi Gloria, llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre"-

Según la religión cristiana de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, (Mormona), el espíritu que abandona el cuerpo es semejante en apariencia al que deja en estado carnal, pero en su forma más joven. Los conocimientos adquiridos, la apariencia física se conservan pero en un estado de perfección intangible para este mundo y más puro.

Para los Testigos de Jehová, la gran mayoría de los muertos se encuentran en un estado de inconsciencia absoluto y que incluso, ni el Rey David ascendió a los cielos(Eclesiastés 9:5,6,10; Hechos 2:34). Creen que cuando la "nueva tierra" (nuevo sistema, 2 Pedro 3:13) se encuentre establecida bajo el reinado milenario de Cristo, la resurrección -tanto de Justos como de Injustos- se llevará a cabo en todo el globo, y es allí donde serán juzgados según sus obras realizadas durante el milenio, los que obren mal a la muerte eterna (Muerte sin esperanza de resurrección) y los que obren bien a la vida eterna en un paraíso terrenal (Juan 5:28,29; Apoc. 20:11-15; Hechos 24:15).Creen también en otra categoría minoritaria de cristianos que abrigan otra esperanza. Estos son los 144.000 "ungidos por espíritu santo" que, según ellos, al fallecer van al cielo para ser reyes y sacerdotes y gobernar con Cristo “Sobre la Tierra” en el reinado Milenario. Según los Testigos Cristianos de Jehová, la recolección de estos “Ungidos” que tienen esperanza celestial comenzó con los apóstoles de Cristo, cuando Jesús les ofreció moradas en el Cielo, oferta que continua hasta el día de hoy, pero solo con algunos pocos (Apoc. 5:9,10; 7:4; 14:1-3).[1] Asegurando que "la muerte será reducida a nada".[2]
Muchos antropólogos creen que los entierros dedicados de los Neandertales son evidencia de su creencia en la vida después de la muerte

La Biblia habla sobre el Luto

Salmo 23:4


Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo. Tu vara y tu 
cayado me infundirán aliento. 6 Ciertamente el bien y la misericordia me 
seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehovah moraré por días sin 
fin.





Juan 14:1 No se turbe vuestro corazón.
Creéis en Dios; creed también en mí. 2 En la casa de mi Padre muchas moradas
hay. De otra manera, os lo hubiera dicho. Voy, pues, a preparar lugar para
vosotros. 3 Y si voy y os preparo lugar, vendré otra vez y os tomaré conmigo;
para que donde yo esté, vosotros también estéis. 4 Y sabéis a dónde voy, y
sabéis el camino





Filipenses 1:21 Porque para mí el vivir
es Cristo, y el morir es ganancia.





Salmo 115:15 Estimada es en los ojos de
Jehovah la muerte de sus fieles.





Apocalipsis 14:13 Y oí una voz del cielo
que decía: "Escribe: ¡Bienaventurados los muertos que de aquí en adelante mueren
en el Señor!" "Sí," dice el Espíritu, "para que descansen de sus arduos
trabajos; pues sus obras les seguirán."





1 Tesalonicenses 4:16 Porque el Señor
mismo descenderá del cielo con aclamación, con voz de arcángel y con trompeta de
Dios; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17 Luego nosotros, los que
vivimos y habremos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las
nubes, para el encuentro con el Señor en el aire; y así estaremos siempre con el
Señor. 18 Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas
palabras.





2 Corintios 5:6 Así vivimos, confiando
siempre y comprendiendo que durante nuestra estancia en el cuerpo peregrinamos
ausentes del Señor. 7 Porque andamos por fe, no por vista. 8 Pues confiamos y
consideramos mejor estar ausentes del cuerpo, y estar presentes delante del
Señor.





Romanos 14:8 Pues si vivimos, para el
Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así que, sea que vivamos o
que muramos, somos del Señor.





Juan 11:23 Jesús le dijo: -Tu hermano
resucitará. 24 Marta le dijo: -Yo sé que resucitará en la resurrección en el día
final. 25 Jesús le dijo: -Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí,
aunque muera, vivirá. 26 Y todo aquel que vive y cree en mí no morirá para
siempre. ¿Crees esto?





Romanos 14:38 Por lo cual estoy
convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo
presente, ni lo porvenir, ni poderes, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna
otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús,
Señor nuestro.





2 Samuel 12:22 El respondió: -Mientras
el niño vivía, yo ayunaba y lloraba pensando: "Quién sabe si Jehovah tendrá
compasión de mí, y el niño vivirá." 23 Pero ahora que ha muerto, ¿para qué he de
ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? ¡Yo iré a él, pero él no volverá a
mí!





Apocalipsis 21:21 Vi un cielo nuevo y
una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar
ya no existe más. 2 Y yo vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén que descendía
del cielo de parte de Dios, preparada como una novia adornada para su esposo. 3
Oí una gran voz que procedía del trono diciendo: "He aquí el tabernáculo de Dios
está con los hombres, y él habitará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios
mismo estará con ellos como su Dios. 4 Y Dios enjugará toda lágrima de los ojos
de ellos. No habrá más muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque
las primeras cosas ya pasaron."